22 septiembre, 2008

RAVANT

Ravant hace su aparición. Con su plectro juvenil y desnutrido. Sonriendo y haciendo gracias absurdas. Emociona. Uno cae bajo una ilusión efectista. Preso de su turbio encanto. El compás adormecido y sinuoso. A veces es raudo. Es en otras incierto.
Su ritmo te mira. Con ojos de invierno. En un lago estival. Te anestesia sin saberte anestesiado.
Y no te das cuenta. A lo lejos baila Ravant. Con su poesía depauperada.

17 septiembre, 2008

TIFON

Todo llevó al desenlace que necesitabas. El recuerdo surrealmente vívido del níveo piñón, desajustes hormonales, el pánico del año, ideas irracionales y demandantes. Influjo de sustancias, comportamiento hostil. Interpretaciones narcisistas de miradas indiferentes turbaron tu mente, volviéndote cínico en medio de tu ridiculez.
Explotaste, igual que la otra parte.
Explotaste, dejando tras de ti mentiras que traspasaron el último umbral de la agonía espiritual.
Sus ojos de árbol te miraron derribados, haciendo correr ríos de savia por su cara. De su boca mutable salieron signos de intensa desesperación, cambiando por completo su estructura, haciéndola a veces recta, a veces maltrecha.
El viento barrió tus pedazos, hojas de ceniza se posaron suavemente en el suelo juntándose pausadamente...tejiendo tus puntos con cuidado. Saliste de la manta delicada, formándote tan nuevo como lo fuiste tiempo atrás. Te acercaste a él otra vez abrazando sus entresijos, su maslo caído se dobló, buscándote afectuosamente. Hecho un ovillo en la cueva de sus raíces lo volviste a ver. En sus manos. En los labios. Dentro de tu frente.
Sólo así supiste…
que, a veces, para siempre existe.