Qué insípida es mi palabra, confusa que llena un vacío de otro, mecánica de ocho cuerdas.
Un trozo late atado en la caja negra, cuerdas de cachemira laceran, palpita rojo mientras las tensa. Anestesiado, se entumece mientras espera. Mientras espera que al eco de la ola se lo coman las piedras.
Atacó sin darme cuenta, masa de agua imparable, el beso del cielo despierto en su frente. Extendió su cortina disolviendo la frontera de los días. La caja negra viaja en la gelatina del viento.
22 abril, 2009
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